¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?
La aparición del término RSC tal y como se conoce hoy día se puede situar en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, es necesario ahondar en los orígenes que han asentado el concepto de RSC.
A comienzos del siglo XIX, a consecuencia de la lucha de clases tras la revolución industrial y gracias a las plusvalías provenientes de las operaciones comerciales, la burguesía industrial se convirtió en la clase privilegiada con una holgada posición económica mientras las clases obreras padecían las consecuencias más perversas del sistema. Sin embargo, empresarios como el británico Robert Owen (1771-1858) entendieron la importancia de priorizar el interés y bienestar de sus trabajadores:
A comienzos del siglo XIX, a consecuencia de la lucha de clases tras la revolución industrial y gracias a las plusvalías provenientes de las operaciones comerciales, la burguesía industrial se convirtió en la clase privilegiada con una holgada posición económica mientras las clases obreras padecían las consecuencias más perversas del sistema. Sin embargo, empresarios como el británico Robert Owen (1771-1858) entendieron la importancia de priorizar el interés y bienestar de sus trabajadores:
“Trataba de un modo tan natural a la gente que conocía que pronto gané su confianza, lo que me permitió aprovechar únicamente sus cualidades. Me sorprendió mucho descubrir la facilidad con que conseguía mis objetivos...” (R. Owen, 1858)
Owen estableció un precedente para el término de RSC que conocemos hoy día, y expuso conceptos tan asentados actualmente como la relación entre la felicidad de los trabajadores y la productividad.
A principios del siglo XX, tras la I Guerra Mundial y durante la firma del Tratado de Paz de Versalles (1919), nace la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La OIT desde su creación, ha establecido diversos convenios para regular la situación de millones de trabajadores a lo largo del mundo; destacan los Convenios sobre horas de trabajo en la Industria, Convenios sobre el Desempleo, Convenios sobre la protección de la maternidad y el Convenio sobre la edad mínima para trabajar. Todos ellos tienen el objetivo de reducir las prácticas abusivas en las empresas y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
En 1945, tras la II Guerra Mundial se decide retomar la idea de la fracasada Sociedad de Naciones y se constituye en San Francisco la Organización de Naciones Unidas (ONU). Tres años más tarde se publica la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Estos dos acontecimientos son dos pilares importantes para la promoción de las prácticas responsables en las empresas y la instalación paulatina del concepto de RSC.
Es a partir de los años 50 del siglo XX, cuando el concepto de RSC comienza a mostrar una mayor fuerza tanto por el número de teóricos que apuestan por un nuevo paradigma empresarial más responsable como por la puesta en marcha de políticas gubernamentales que dan un marco político-legislativo a nivel internacional.
Howard Bowen (1953) defiende la obligación de las empresas de seguir aquellas líneas de acción deseables para alcanzar los objetivos – no únicamente de la empresa – sino de la sociedad en su conjunto. Por su parte, Morrell Heald (1970) sugiere que en esa época las empresas comenzaban a estar preocupadas de forma significativa con la filantropía corporativa y las relaciones con la comunidad.
En relación con esto último, Edward Freeman (1984) propone la teoría de los stakeholders o grupos de interés la cual es básica para entender la RSC. Freeman expone el término stakeholder por primera vez y con él hace referencia a todos los públicos de una empresa que son – o en un futuro pueden ser - afectados directa o indirectamente por su actividad. Por tanto, las políticas de RSC de una entidad ya no solo van encaminadas a evitar el impacto medioambiental o cuidar a sus trabajadores, sino que deben tener en cuenta todos los impactos en su entorno.
A finales de esta década, desde Naciones Unidas se apuesta por respaldar de forma clara las prácticas de RSC y se acuña el término “desarrollo sostenible” en el denominado Informe Brundtland (1987), en este mismo año se crea la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo.
Ya en los años noventa, Naciones Unidas aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño (1990) por la cual se establece que es obligación del Estado proteger al niño contra el desempeño de cualquier trabajo nocivo para su salud, educación o desarrollo; fijar edades mínimas de admisión al empleo y reglamentar las condiciones del mismo. Dos años más tarde, se celebra la Cumbre de la Tierra en Río, en la cual se alerta por primera vez de las consecuencias del cambio climático.
La creación de Global Reporting Initiative (GRI) en 1997 supone un punto de inflexión para la RSC. GRI fue una entidad pionera al crear un modelo para que las empresas respondieran sobre sus impactos en el medio ambiente y la sociedad.
A principios del siglo XX, tras la I Guerra Mundial y durante la firma del Tratado de Paz de Versalles (1919), nace la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La OIT desde su creación, ha establecido diversos convenios para regular la situación de millones de trabajadores a lo largo del mundo; destacan los Convenios sobre horas de trabajo en la Industria, Convenios sobre el Desempleo, Convenios sobre la protección de la maternidad y el Convenio sobre la edad mínima para trabajar. Todos ellos tienen el objetivo de reducir las prácticas abusivas en las empresas y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
En 1945, tras la II Guerra Mundial se decide retomar la idea de la fracasada Sociedad de Naciones y se constituye en San Francisco la Organización de Naciones Unidas (ONU). Tres años más tarde se publica la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Estos dos acontecimientos son dos pilares importantes para la promoción de las prácticas responsables en las empresas y la instalación paulatina del concepto de RSC.
Es a partir de los años 50 del siglo XX, cuando el concepto de RSC comienza a mostrar una mayor fuerza tanto por el número de teóricos que apuestan por un nuevo paradigma empresarial más responsable como por la puesta en marcha de políticas gubernamentales que dan un marco político-legislativo a nivel internacional.
Howard Bowen (1953) defiende la obligación de las empresas de seguir aquellas líneas de acción deseables para alcanzar los objetivos – no únicamente de la empresa – sino de la sociedad en su conjunto. Por su parte, Morrell Heald (1970) sugiere que en esa época las empresas comenzaban a estar preocupadas de forma significativa con la filantropía corporativa y las relaciones con la comunidad.
En relación con esto último, Edward Freeman (1984) propone la teoría de los stakeholders o grupos de interés la cual es básica para entender la RSC. Freeman expone el término stakeholder por primera vez y con él hace referencia a todos los públicos de una empresa que son – o en un futuro pueden ser - afectados directa o indirectamente por su actividad. Por tanto, las políticas de RSC de una entidad ya no solo van encaminadas a evitar el impacto medioambiental o cuidar a sus trabajadores, sino que deben tener en cuenta todos los impactos en su entorno.
A finales de esta década, desde Naciones Unidas se apuesta por respaldar de forma clara las prácticas de RSC y se acuña el término “desarrollo sostenible” en el denominado Informe Brundtland (1987), en este mismo año se crea la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo.
Ya en los años noventa, Naciones Unidas aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño (1990) por la cual se establece que es obligación del Estado proteger al niño contra el desempeño de cualquier trabajo nocivo para su salud, educación o desarrollo; fijar edades mínimas de admisión al empleo y reglamentar las condiciones del mismo. Dos años más tarde, se celebra la Cumbre de la Tierra en Río, en la cual se alerta por primera vez de las consecuencias del cambio climático.
La creación de Global Reporting Initiative (GRI) en 1997 supone un punto de inflexión para la RSC. GRI fue una entidad pionera al crear un modelo para que las empresas respondieran sobre sus impactos en el medio ambiente y la sociedad.
Dos años más tarde, el entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, anunció en la cumbre anual de Davos la creación del Pacto Global de la ONU (1999), el cual establece diez principios para aumentar la transparencia, luchar contra la corrupción y otras problemáticas de la empresa.
A partir de este momento, y con los antecedentes expuestos, tanto la RSC como el MS cobran una especial importancia en el debate empresarial. Sin embargo, el uso meramente estético de la RSC y el MS ha conseguido que estos términos queden diluidos y lleven a equívocos. La RSC y el MS han sufrido el desprestigio debido a que grandes corporaciones han usado sin pudor estos conceptos y han alardeado de ellos mientras no implementaban políticas reales que favorecieran a sus stakeholders.
El caso más impactante de la historia reciente, por el número de víctimas y por su repercusión a nivel mundial, ha sido el derrumbamiento del edificio Rana Plaza. El 24 de abril de 2013, 1134 personas fallecieron y más de 2000 resultaron gravemente heridas a causa del desplome de una fábrica textil en la ciudad de Savar (Bangladesh).
A partir de este momento, y con los antecedentes expuestos, tanto la RSC como el MS cobran una especial importancia en el debate empresarial. Sin embargo, el uso meramente estético de la RSC y el MS ha conseguido que estos términos queden diluidos y lleven a equívocos. La RSC y el MS han sufrido el desprestigio debido a que grandes corporaciones han usado sin pudor estos conceptos y han alardeado de ellos mientras no implementaban políticas reales que favorecieran a sus stakeholders.
El caso más impactante de la historia reciente, por el número de víctimas y por su repercusión a nivel mundial, ha sido el derrumbamiento del edificio Rana Plaza. El 24 de abril de 2013, 1134 personas fallecieron y más de 2000 resultaron gravemente heridas a causa del desplome de una fábrica textil en la ciudad de Savar (Bangladesh).
Este caso es especialmente importante porque demuestra las consecuencias de la ausencia de prácticas de RSC y MS reales llevadas a cabo por ciertas multinacionales como las que subcontrataban en el edificio Rana Plaza, entre ellas, empresas españolas como Mango, segunda empresa española del sector textil tras Inditex . Todas ellas negaron su vinculación con este accidente sin embargo, sus argumentos se fueron desmontados gracias a la labor periodística de diarios internacionales como The New York Times.
Sumado a la ausencia de prácticas de RSC se encuentran los problemas que supone la deslocalización de la producción. El distanciamiento geográfico entre el lugar en el que la empresa toma decisiones y los lugares donde estas repercuten, unido a la proliferación de intermediarios y proveedores a lo largo de la cadena de producción y comercialización, lleva a diluir las responsabilidades sobre el impacto generado por la actividad de la empresa (Observatorio de RSC, 2014).
Queda manifiesta la necesidad de utilizar de forma eficaz la RSC como herramienta que sirva para reducir el impacto de las actividades empresariales en su entorno y la importancia de que las empresas tomen conciencia sobre los derechos fundamentales y garantías de sus trabajadores, el impacto ambiental y económico de sus acciones.
A consecuencia del caso de Rana Plaza, agencias especializadas de Naciones Unidas como la OIT han activado mecanismos especiales para hacer un seguimiento más exhaustivo de los centros de producción y de las condiciones laborales de los trabajadores. Sin embargo, en una conferencia organizada para la elaboración de esta investigación, Joaquín Nieto Sainz – Director de la Oficina de la OIT para España – explicaba la importancia de que sean las empresas, por iniciativa propia, las primeras implicadas en garantizar los derechos de sus trabajadores.
Sumado a la ausencia de prácticas de RSC se encuentran los problemas que supone la deslocalización de la producción. El distanciamiento geográfico entre el lugar en el que la empresa toma decisiones y los lugares donde estas repercuten, unido a la proliferación de intermediarios y proveedores a lo largo de la cadena de producción y comercialización, lleva a diluir las responsabilidades sobre el impacto generado por la actividad de la empresa (Observatorio de RSC, 2014).
Queda manifiesta la necesidad de utilizar de forma eficaz la RSC como herramienta que sirva para reducir el impacto de las actividades empresariales en su entorno y la importancia de que las empresas tomen conciencia sobre los derechos fundamentales y garantías de sus trabajadores, el impacto ambiental y económico de sus acciones.
A consecuencia del caso de Rana Plaza, agencias especializadas de Naciones Unidas como la OIT han activado mecanismos especiales para hacer un seguimiento más exhaustivo de los centros de producción y de las condiciones laborales de los trabajadores. Sin embargo, en una conferencia organizada para la elaboración de esta investigación, Joaquín Nieto Sainz – Director de la Oficina de la OIT para España – explicaba la importancia de que sean las empresas, por iniciativa propia, las primeras implicadas en garantizar los derechos de sus trabajadores.
Está comprobado que las empresas con trabajadores más felices crean mayor riqueza en su entorno y son más productivas, un trabajador feliz suele trabajar en equipo y antepone los intereses de los compañeros a los suyos (La Vanguardia, 2016).
La RSC y el MS tienen, todavía hoy, un potencial muy fuerte para crear valor a las empresas mientras se contribuye a solucionar las demandas de los distintos actores que conforman la sociedad. 2016 se presenta como un año decisivo en materia de RSC y MS con la entrada en vigor de los ODS de Naciones Unidas, una agenda con 169 metas hasta el año 2030. La implicación de las empresas es fundamental para conseguir dichos objetivos y no será de otra forma que con la implantación, gestión y control de políticas reales y eficaces de RSC y MS.
Este artículo pertenece a la investigación de Eduardo Iracheta: "La Responsabilidad Social Corporativa y el marketing sostenible: activos efectivos y de gran competitividad en las pymes vascas" (2016)
Este artículo pertenece a la investigación de Eduardo Iracheta: "La Responsabilidad Social Corporativa y el marketing sostenible: activos efectivos y de gran competitividad en las pymes vascas" (2016)