Alrededor de 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso en todo el mundo. La OIT estima que esta explotación genera unos 150.000 millones de dólares anuales en ganancias ilícitas. Durante la Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra, Jamaica, Islandia, Suecia y Dinamarca ratificaron el Protocolo, llevando a 17 el número total de países que lo han ratificado en el mundo. El Protocolo sobre trabajo forzoso requiere que los gobiernos adopten nuevas medidas dirigidas a prevenir todas las formas de trabajo forzoso, incluyendo la trata de seres humanos, a proteger a las víctimas, a través del acceso a la justicia y la indenmización. Protocolo sobre trabajo forzoso Es un instrumento jurídicamente vinculante que requiere que los gobiernos adopten medidas para luchar contra la esclavitud moderna en todas sus formas. Actúa en tres niveles: prevención, protección e indemnización. Tratándose de un tratado internacional, es necesario que los países lo ratifiquen para que entre en vigor. Una vez ratificado, los países deberán informar regularmente sobre las medidas concretas adoptadas para poner fin a la esclavitud moderna.
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